martes, 28 de diciembre de 2010

La esencia del amor

 

Ahora me tomo la libertad de transcribir un fragmento, quizá uno de los más fuertes (y, para mí, más perturbadores) de Lolita, de Vladimir Nabokov. Es precisamente cuando Lolita ha logrado salvar lo poco que queda de su juventud; la visión de ella por parte de su adorador, Humbert, también ha cambiado, y solamente el amor (aunque degradado por la lujuria) consigue conservar la esencia de lo que Lolita es y lo que siempre será para su amante.

[…] Allí estaba mi Lo, con su belleza marchita, sus manos adultas y llenas de gruesas venas, sus brazos blancos con la carne de gallina, sus orejas lisas, sus axilas descuidadas. Allí estaba mi Lolita, definitivamente ajada a los diecisiete años, con aquella criatura que ya soñaba en su vientre con tener éxito en la vida, hacer mucho dinero y retirarse hacia el 2020 después de Cristo. La miré y la remiré, y comprendí, con tanta certeza como que me he de morir, que la quería más que a nada en este mundo. Ya no era más que el vago aroma a violeta y el eco, débil como el de las hojas muertas, de la nínfula con la que me había revolcado lanzando alaridos de pasión en el pasado [...] Lo que yo solía acariciar entre las zarzas enmarañadas de mi corazón, mon grand péché radieux, se había reducido a su esencia: un vicio estéril y egoísta, del que renegaba y al que maldecía. […] Insisto en que el mundo sepa cuánto quería a mi Lolita, a esta Lolita, pálida y profanada, con otra niña en el vientre, pero todavía con sus ojos grises, todavía con sus pestañas negras, todavía castaña y almendra, todavía mi Carmencita, todavía mía. […] Poco importaría que sus ojos se marchitaran hasta convertirse en los de un pez miope, que sus pezones se hincharan y agrietaran, que su pubis delicado, encantador, aterciopelado, joven, se ensuciara y desgarrara… aún así enloquecería de ternura con sólo ver tu querido rostro pálido, con sólo oír tu voz juvenil y ronca, mi Lolita.

¿Alguna vez alguien los ha amado a pesar de su alma desgarrada? ¿Alguna vez amarían a alguien con heridas tan profundas? ¿Le harían tanto daño a quien más aman en el mundo?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Carta para un amor no nacido.

(Insértese música romántica justo aquí, no importa el género ni el idioma. Para mayor comodidad, disfrútese la lectura en un sofá tipo reposet, con unas deliciosas galletas del sabor de su preferencia y un café capuccino.)
Ahora tienes frente a ti esta declaración del más puro amor jamás nacido. No tiene caso corresponderlo, porque ni siquiera sé si es amor. Probablemente es una de esas obsesiones extrañas que llenan este mundo de infelicidad y malos entendidos.
En todo caso, ¿qué te hace pensar que alguien como yo podría amar a alguien como tú? ¿Te crees tan importante como para que mi vista se fije un solo segundo en un ser tan arrogante y detestable?
(A este paso, el lector debió haberse levantado y el reposet debe estar a unos metros, mientras su mirada atónita se posa en cada letra de las últimas dos preguntas, para verificar su certeza y su existencia. Sentarse de nuevo será la manera más fácil de prevenir un colapso.)
Sin embargo, debes entender que eres encantador, aunque no sé todavía de qué manera ni por qué me pareces tan lindo. Digo, después de todo eres uno de esos que se creen tocados por un dios y que merecería ser amado solamente por una persona con tus mismas "virtudes" o con la autoestima baja.
Pero en estos casos lo mejor es confiarle todo al azar. Si me dictó que debo sentir algo por ti, ¿para qué negarlo? ¿acaso con hacerlo dejaría este sentimiento, a pesar de que no sé qué diablos es?
Pero tenemos dos problemas a sortear: tu arrogancia y tu estúpida novia. La rubia tonta con la que sales es la menor de nuestras preocupaciones (¿Nuestras?¿Én qué momento el autor se ha incluido en dicho amor?), pero tu caracter... tratar de cambiarlo es como pedir que los continentes se unan de nuevo para rescatar las raíces del mundo y eliminar el agua bajo nuestros pies.
(En ese momento el lector debe mirar la fotografía que se encuentra en el buró del lado izquierdo, enmarcada en un bello cristal con tonos de azul, en la que aparece abrazado con una mujer exhuberante y rubia, ambos con cara de hastio. Luego, lo mejor será quitar tal imagen de la mente para proseguir con todo el sentimentalismo que la carta trata de expresar.)
En todo caso, yo no debería estar diciendo esto; lo mejor para nuestra salud mental sería mantenerlo en secreto, pero simplemente ya no puedo. ¿Alguna vez has sentido que algo te oprime tanto el pecho que sientes que falta el aire, y luego te mareas y tienes ganas de vomitar? Es la misma sensación que tengo y por lo que no podía guardarlo.
No sirve de nada que te lo diga, lo sé, porque con contartelo de esta manera tan romántica no conseguiré cambiar mi aspecto, la imagen que tienes de mí ni el mote de "inadaptada" que tus tarados amigos y la imbécil con quien sales me han impuesto. Por eso, lo más sano para los dos es que ignores estos comentarios y trates de seguir con tu vida, para no causarnos dificultades de ningún tipo.
(Aquí el lector elige una de las canciones más cursis de su repertorio. La ternura comienza a llenar su corazón de tal manera que su "enamorada" le parece no sólo un ser maravilloso, sino también la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra. Entonces deberá tomar su celular para escribir un mensaje a su novia en turno y comunicarle la decisión de terminar con la relación. La carta comienza a surtir efecto en su receptor.)
No quisiera dejarte ir tan facilmente, pero estamos de acuerdo en que lo nuestro no puede ser. Además te apostaría toda mi fortuna (En este caso, la suma asciende a $200.00 y tres chamarras de cuero) a que ni siquiera sabes quién soy, ¿o sí?
Si no cabe duda de que eres un estúpido. ¿Ves por qué se me hace tan imposible amarte (¿Amarte?) así? Por eso, en vista de que no sabes quién soy, mejor dejarlo así.
(La novia responde afirmativamente a la petición: también ella necesita un tiempo. Probablemente ahora esté en medio de una de sus salidas clandestinas con fines sexuales, a lado del mejor amigo de su pareja. La felicidad en rostro del lector es casi indescriptible; sin embargo, el final de la epístola no le parece tan sentimental. Espera lo peor.)
Te dejo ir, para que continues con tu vida de vanalidades a lado de tus "amigos" y la zorra (Tachado en el original) tu novia. Espero que esto te enseñe a no jugar con los sentimientos de los demás y a pensar en que el amor es tan cambiante e indeseable que puede llevarte a sentir "algo" por quien menos te esperas.
Te ama/no te ama
La chica que se siente a tres asientos de tu lugar, junto a la ventana. Sí, la de lentes, pantalón de mezclilla y sudadera de los Steelers; eres un tarado, jamás te habías dado cuenta, ¿verdad?.
P.D. Te informo que la próxima semana llegaré vestida igual que tus amiguitas, a ver si me reconoces. Y también entérate de que ni loca te haría caso.
(Después de la ruptura total en el ego masculino, la caída del paraiso plástico en el que vive el lector representa entonces un reconocimiento de sí mismo. La buscará mañana, a pesar de los rumores que despertará en sus compañeros; se sabe enamorado de alguien que lo ha despreciado y que, probablemente, representa su verdadera felicidad.)
(Ahora la escritora arroja este papel al bote de la basura, con un peso menos en la conciencia. Por fin ha comprobado que la utopía es una de las mejores cosas que ha creado el ser humano.)

domingo, 5 de septiembre de 2010

Caída

Gotas que resbalan por la ventana. Más allá la música de un automóvil acelerando a toda velocidad a media avenida; un frenado intempestivo que seguramente dejó el pavimento marcado como con gis negro, indeleble.

Y ese no saber dónde estás, de dónde vienes ni a dónde vas.

Incongruencia del cielo, que muestra su cara más soleada mientras gruesas gotas arremeten contra todo lo que hay a su alrededor. La gente corriendo bajo la lluvia, cubriéndose con un paraguas, una gorra, con sueños, con desesperación, con cualquier cosa que esté a su alcance.

Y el silencio roto por la melodía de la tormenta.

Los niños invencibles que juegan en medio de la calle ante los gritos incesantes de las madres que intentan salvarles la vida mientras ellos creen vivirla entre los riesgos y la incertidumbre.

Y no pensar en ti, porque no sabes qué pensar, ni si debes preocuparte por tí.

La lluvia que no cesa, el tiempo que transcurre y te atropella, la noche que te aplasta, el ruido que no se va, el silencio que no llega y que no llegará aunque lo llames.

Y sentir que algo se desborona dentro de ti.

La interminable melodía de la hierba bajo el agua, de los techos golpeados. Las ventanas empañadas, las puertas selladas bajo la promesa de reabrirse cuando pase todo, cuando se termine el sufrimiento del cielo que clama y sufre ante la mirada callada de todos los que lo ven llorar sin saber cómo consolarlo.

Y no saber qué se ha caído en tu interior. No poder pensar, ni sentir, ni llorar...

viernes, 6 de agosto de 2010

Lección de vuelo no. 2. Olvido

Lección de vuelo no. 2: ¿Los recuerdos se van?

El olvido no existe, tan sólo la sensación de haber perdido algo. Los recuerdos se degradan, mas no desaparecen.

Cuando se dice haber olvidado algo, no es que se haya ido, sino que ahora no se recuerda con la misma intensidad; has cambiado, has crecido, has madurado, sólo se ha quedado en ti lo esencial y el tiempo no perdona: todo se desgasta, incluso lo vivido.

Los recuerdos se desvanecen y adquieren un nuevo significado. La misma canción que ayer era tristeza puede ahora mover a la risa, un viejo amor encontrado por casualidad después de mucho tiempo puede pasar desapercibido ante tus ojos; tu propia vida puede no ser ahora lo que creías que era y probablemente sea algo que nunca planeaste, algo inesperado, de lo que nunca te habías dado cuenta.

Queda en ti lo que debe permanecer. Adquieres nuevos aprendizajes que van desplazando otros, y éstos terminan por tener menor importancia; todo cambia, nada se queda estático sobre el universo, nada está escrito.

martes, 22 de junio de 2010

Lección de vuelo no. 1

Lección de vuelo no. 1: NUNCA PODRÁS VOLAR

Cada vez que tus alas se despleguen, una corriente de aire adversa te tirará tantas veces sea necesario para que aprendas a levantar el vuelo.
Y de nuevo alzarás la mirada al cielo con la esperanza de completar tu plan, pero tal vez un ave más grande sea la que en esta ocasión te tire al piso nuevamente.

Esto no tiene que ver con la felicidad.
La felicidad son todos esos pequeños raspones que te llevas en cada accidente y que te hacen valorar lo que tienes para no dejarlo perder.
Tampoco tiene que ver con las emociones, porque éstas se mezclan una a una desde el despegue hasta el aterrizaje, sea de la manera que sea, sin saber exactamente qué son y, a veces, sin expresarse.

Tiene que ver con tu condición humana. Los hombres no volarán aunque tengan alas de metal o de plumas ligeras. Simplemente no podrán, no es su naturaleza.

Tiene que ver con el destino, no con la elección.

domingo, 21 de marzo de 2010

¿Cuánto duele un beso?

Lo pregunto porque escuché a alguien decir que "aquellos besos le dolían más que los recuerdos".

A mí hasta ahora no me han dolido los besos. De hecho soy fan de los besos en cualquiera de sus múltiples formas y sabores. Ni siquiera me han dolido los besos dados a personas encadenadas a mi pasado ni los que nunca me atreví a dar por miedo o por desidia.

¡Los besos no pueden doler! Aunque sean dados con amor y devueltos en medio de puñaladas y odio. No pueden doler a pesar de ser fingidos... Ese es otro problema: un beso no puede fingirse; quien lo haya hecho está mintiendo: un beso es la mejor representación de cariño o de deseo, aunque sea el deseo de demostrar que no eres cobarde, que puedes cumplir un reto, así que no puede fingirse.

Los besos simplemente son, no pueden tener otro atributo que ser ellos mismos. Con sabor a fresa o a menta, en medio de un abrazo o en una plática de sobremesa, simplemente son, simplemente existen.

"Con el tiempo aprenderás que un beso no es un regalo, ni un contrato, ni una promesa" Eso decía Shakespeare. Podrán no ser ninguna de esas cosas... pero a decir verdad nadie sabe qué son... y si es que duelen.

domingo, 14 de febrero de 2010

[Sin conexión]

Se perdió el contacto. La conexión extrasensorial está fallando, como si los dientes de la desesperación hubieran roído poco a poco las líneas que me mantenían atada al mundo.

Ya no pienso. Ya no soy. Simplemente siento; eso es todo.

No miro alrededor, quizá por el miedo de encontrarme frente a un espejo y ver la miseria de mi alma ahogada entre palabras. No escucho para no oír los gritos desgarradores del mundo que cae sin posibilidad de recuperación. No huelo ese aroma rancio de promesas entregadas en el último momento que creemos se realizaran por sí solas por el solo hecho de ser hechas por un moribundo. No tengo ganas de saborear el aire que recarga mi garganta de incertidumbre.

Pero sigo sintiendo. Todavía puedo saber que el suelo, el cielo, el agua y todo lo que me rodea sigue ahí; porque los aprehendo con mis manos, porque puedo aferrarme a ellos sin dificultades, porque son la única razón de mi permanencia en... ¿dónde estoy? qué importa, solo sé que sigo aquí.

Simplemente siento. Eso es todo.

La conexión se reestableció. Creo que puedo seguir viviendo.

viernes, 15 de enero de 2010

Mi país de melancolías...

Hace tiempo que dejé de postear. No tengo ni la más mínima idea de cuándo o por qué lo hice; después de todo, mi idea de un blog no es escribirle mis secretos a mi diario, sino desahogar demonios que andan invadiendo mis sueños y pesadillas.

La lluvia, el frío, las pocas personas que salen a la desolación del clima, la televisión, los noticiarios, los terremotos... todo me hace pensar que estoy estancada en algo que ya viví y que pensé dejar atrás.

El nuevo año llegó a mi plagado de recuerdos lindos y perturbadores que llenaron mi mundo de nuevo. Y eso me hizo pensar que los recuerdos que llegan a mi vida no son solo míos, sino de todos los que me rodean, como si fueran tejiendose en un telar interminable de memorias apagadas que se unen para encender una serie luminosa.

La imagen de los "compañeros caídos en el cumplimiento de su deber" (muertos no solo se oye triste, sino además desolador); de los viejos amores enterrados entre fotografías, cartas y desilusiones; de las personas que se alejan y aún de las que se acercan...

Siempre supuse que la tristeza era igual y universal, pero he aprendido que padecerla es lo que cambia su esencia. Nadie podría igualar mi dolor, así como yo no podría siquiera imaginar lo que los demás padecen...

Esa es la verdadera melancolía, el verdadero sufrimiento por lo que fue, lo que es y lo que probablemente nunca podrá ser. Ese es el motivo de que esté escribiendo esta vez, aún sin tener idea de lo que en realidad estoy diciendo.